Antes de entrar de lleno con la invasión normanda de Irlanda es necesario que sepamos algunas cosas sobre la Inglaterra del momento, que en su día también sufrió una invasión por parte de los franco – normandos, a la que siguió un proceso de conquista y dominación. Este hecho apartó del poder a las elites sajonas y escandinavas que hasta el momento lo acaparaban, mientras se agrega un nuevo sustrato al ya de por sí complejo entramado étnico de la isla, en la cual a los componentes célticos, anglosajones y vikingos se suma ahora el de los descendientes de éstos últimos, que se habían cristianizado, feudalizado y hecho vasallos de los reyes de Francia, adoptando un modelo político y económico mucho más desarrollado que el inglés.
Hasta el año 1035 reinó en Inglaterra el danés Canuto, llamado el Grande, y que fue monarca de las coronas inglesa y danesa, lo cual nos da una muestra de la influencia que los escandinavos tenían en las islas británicas desde las invasiones vikingas. A su muerte heredaron el trono sucesivamente dos de sus hijos, el último de los cuales, llamado Canuto el Duro, teniendo al pueblo y a parte de la nobleza al borde de la rebelión, decide llamar a su medio hermano Eduardo, que estaba exiliado en Normandía, para que gobernara Inglaterra.
El reinado de Eduardo, llamado el Confesor, comienza en el año 1041, oficialmente como corregente de Inglaterra, junto a su medio hermano, aunque ejerciendo todo el poder de facto. Su gobierno fue tremendamente impopular, principalmente por su predisposición a elegir miembros de la nobleza normanda, que había traído de su exilio, para desempeñar altos cargos en la administración inglesa, discriminando a los aristócratas sajones y daneses. A pesar de ello quiso entroncar con la nobleza local, y así lo hizo, casándose en 1045 con Edith de Wessex, hija del conde sajón más poderoso de la isla, y descendiente de Styrbjörn Starke, el gran héroe de las sagas nórdicas. A pesar de esta unión, las disputas con la nobleza sajona fueron constantes.
Además Eduardo no tuvo ningún hijo, es más se decía que no llegó ni tan siquiera a consumar su matrimonio, lo cual estropeó aún más sus maltrechas relaciones que mantenía con los magnates del reino. Muerto Eduardo en enero del 1066 se abría un problema sucesorio que se saldó con la elección de Harold Godwison (a quien vemos en la ilustración, tal como se le representa en el tapiz de Bayeux), su cuñado y hermano de la reina Edith, que era en aquel tiempo no solo el hombre más poderoso de Inglaterra después del rey, sino un gran militar, como había demostrado en sus luchas contra los últimos reductos celtas en Gales, y como demostraría en breve, ya como rey, frenando la invasión noruega del rey Harald III, que aspiraba al trono inglés, derrotándolo en la batalla de Stamford Bridge, en septiembre del 1066, y de la cual, el erudito Islandés Snorru Sturlusson, nos ofrece una interesante crónica.
En octubre de ese año tendría que combatir a otro de los candidatos al trono inglés, Guillermo de Normandía, primo de Eduardo.
Las monarquías germánicas en aquel tiempo solían ser electivas, lo cual provocaba muchas veces gran inestabilidad a la hora de cambiar de monarca. En el caso de la España visigoda, por ejemplo, podríamos decir que se accedía al trono mediante el recurso al asesinato y a guerra civil, algo no muy diferente a la situación que en Inglaterra se vivía en estos años. Así eliminado el peligro de Harald III, Harold de Wessex debía de pasar una última prueba antes de asentarse cómodamente en el trono inglés.
Al igual que Harald el noruego, Guillermo el normando había planeado una invasión de Inglaterra en toda regla, contando con unos 3000 caballeros, mientras que los sajones al igual que los vikingos, apenas contaban con caballería, y mucho menos acorazada, y unos 5000 soldados de infantería. Harold de Wessex contaría con unos 6000 soldados de infantería, formada a base de levas campesinas (fyrd), no por ello menos poderosas por lo habituados que estaban a la guerra, y 2500 huscarles, o tropas de elite que conformaban la guardia personal de los reyes vikingos y anglosajones. Los sajones habían escogido un terreno en el campo muy favorable, ya que obligaba a los normandos a luchar cuesta arriba, lo cual demuestra una vez más la capacidad como general que tenía Harold de Wessex. Sin embargo los normandos nada tenían que ver con los vikingos derrotados en Stamford Brigde, ya que contaban con dos elementos muy favorables, que al final decidirán el destino de la batalla. Uno de ellos era la caballería pesada, y el otro los arqueros.
La batalla, que aconteció en Hastings en octubre del 1066, fue larga y complicada. Los sajones empezaron llevando las de ganar, en base al buen uso del ya tradicional muro de escudos germánico, muy útil frente a las cargas de caballería. Mas pronto la contienda se decidió del lado de los invasores, debido a una serie de errores tácticos que fueron muy bien aprovechados por Guillermo y los suyos. El propio Harold de Wessex murió en batalla. La leyenda cuenta que su cuerpo quedó literalmente destrozado tras el feroz combate, por lo que hubo serios problemas para identificarlo. Fue una de sus esposas, la bellísima Edith Cuello de Cisne, también llamada Edith la Bella , quien lo identificó, para poder así ser enterrado con honores de rey, en la abadía de Waltham, por sus leales nobles sajones.