Una vez vista la derrota de las fuerzas sajonas a manos de los invasores normandos en Inglaterra, es fácil imaginar que ocurriera algo parecido en Irlanda, es decir: una elite guerrera, menos numerosa pero con una tecnología militar superior, invade la isla y coloca en el trono a uno de los suyos, estableciendo una forma de gobierno oligárquico, digamos, en donde la minoría anglo - normanda domina sobre el conglomerado nativo previo. Esto es lo que ocurrió en Inglaterra, pero en Irlanda la historia fue muy diferente.
En la Gran Bretaña , dominada hasta la batalla de Hastings de 1066 por la nobleza germánica anglosajona y escandinava, el poder estaba centralizado en la figura del rey, el último de los cuales fue Harold Godwison, como sabemos. Así cuando los normandos entraron victoriosos en la isla, tan solo tuvieron que colocar a su jefe, Guillermo, en el trono, ahora vacante, para que se consumara la conquista. La coacción, y la eficaz administración de tipo clientelar y feudal que trajeron los recién llegados, haría el resto.
En efecto, tanto Guillermo como sus sucesores, impusieron las instituciones feudo – vasalláticas de una manera paulatina, mientras reafirmaban en la medida de lo posible el poder de la monarquía e intentaban ejercer el control sobre el clero.
En tiempos de la conquista de Irlanda, reinaba en Inglaterra el normando Enrique II Plantagenet (1154 – 1189), uno de los monarcas más poderosos de su tiempo, y que era además duque de Anjou, duque de Normandía y esposo de Leonor de Aquitania, lo que le convertía así mismo en señor de aquel territorio. Enrique llegó al trono tras un turbulento periodo de guerras civiles que fortalecieron el poder de los nobles, por lo que hubo de reforzar el poder monárquico de varias maneras, siendo una de ellas la de invitar a sus levantiscos nobles a que participaran en empresas bélicas externas, para quitárselos de encima, a la vez que consolidaba su dominio sobre regiones tales como Escocia, Gales o Irlanda.
Este modelo de conquista que acabamos de ver, no puede aplicarse al mundo gaélico de ninguna de las maneras. Como en el ajedrez, ahora no basta con derrocar al rey enemigo para ganar la partida, como había ocurrido en Inglaterra, ya que en Irlanda había varios, cientos en realidad, lo cual si bien puede favorecer el inicio de la conquista aplicando el divide y vencerás, a la larga siempre acaba convirtiéndose en una tediosa guerra de desgaste, en donde el invasor, a pesar de su superioridad técnica, siempre acaba perdiendo, de un modo u otro, la guerra. Esto fue exactamente lo que ocurrió con la primera gran conquista que sufrió Irlanda en tiempos históricos, la vikinga, en donde los nórdicos, muy superiores técnicamente, fueron incapaces de imponerse - como sí hicieron en Inglaterra -, siendo asimilados irremediablemente por la cultura céltico cristiana.
Con los normandos, volverán a reproducirse parecidos esquemas. Un ejército invasor, mejor pertrechado y tecnológicamente más avanzado, llega a una Irlanda que desde el principio de los tiempos vive en un mar de luchas civiles. Se producen pactos y alianzas con las diferentes facciones de los reyes locales, y los extranjeros entran en el juego. La asimilación comienza, aunque ahora los invasores ya no son paganos venidos del frío norte, sino Franco – Normandos empapados de las nuevas corrientes feudales. Gentes perfectamente cristianizadas que contaban además con el beneplácito del papa, y que para colmo eran vasallos del rey de Inglaterra, el más poderoso de Europa.
¿Cómo reaccionarán los irlandeses?
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