El arte islámico se inicia a partir del 622, que como sabemos es la fecha en la cual Mahoma huye de la Meca hacia Medina.
Los musulmanes eran, muchos de ellos, pueblos nómadas del desierto, por lo que no habían tenido la posibilidad de elaborar un arte propio importante, como sí habían hecho los romanos, sus herederos bizantinos o incluso los bárbaros de occidente. Esto cambia después de la muerte de Mahoma (630), ya que las tribus de Arabia se expandirán más allá de sus fronteras inspirados por el espíritu de la Yihad o guerra santa, pasando pronto a dominar otros pueblos como los persas o los bizantinos.
Tenemos por lo tanto a gentes guerreras del desierto que de pronto tienen que gobernar extensos territorios, por lo que deberán construir palacios, cuarteles, y por supuesto mezquitas.
Pero, ¿cómo iban a construir todas esas cosas sin tener un arte propio?, ¿qué estilos utilizarían? Pues bien, lo que los árabes harán será adaptarse al arte de las distintas zonas sometidas. Es como si les copiaran un poco. Así en las regiones bizantinas construirán mezquitas de estilo greco – romano, como por ejemplo la de Damasco, en Siria, y en Persia harán lo mismo. Incluso en España imitarán el estilo de los visigodos, utilizando el arco de herradura (como vemos en la mezquita de Córdoba por ejemplo) que era típico de este pueblo germánico. Esto no quiere decir que fueran unos meros imitadores, sino que tomarán como modelo el arte de los pueblos conquistados para luego elaborar uno propio y realmente original.
Otra característica importante del arte islámico es la pobreza de los materiales que usan. Ellos son pueblos del desierto, como hemos dicho, y allí no tenían la posibilidad de construir con piedra o mármol como los romanos o los bizantinos, así que usarán materiales más baratos como el ladrillo o el yeso. Pero esto no quiere decir que sus edificios fueran simples o antiestéticos, si no todo lo contrario, ya que los musulmanes decorarán mucho sus construcciones para que no se note la pobreza de los materiales. Esta exacerbación decorativa se notará sobre todo en el interior de sus edificios, ya que por fuera no son demasiado llamativos, sin embargo la sorpresa está dentro, en donde lo decorativo lo invadirá todo. Los temas de esta decoración suelen ser de carácter vegetal presentados de forma estilizada (atauriques), de trazado epigráfico (formando letras), también geométrico con dibujos de lazo (lacería), destacando también la decoración de sebka (a base de rombos mixtilíneos).
Este decorativismo tan recargado les lleva a utilizar muchos tipos de arcos, con diferentes formas: arcos de herradura, lobulados, mixtilíneos o de medio punto peraltados son los más importantes. Fijaos qué diferencia con los romanos, bizantinos o carolingios, que usaban el arco de medio punto casi en exclusiva.
Una última característica del arte musulmán será el uso de la bóveda, la cual será para ellos muy fácil de construir debido a que los materiales que usan (por ser pobres) son muy ligeros. Así habrá muchos tipos, aunque los más importantes serán la bóveda de crucería califal y la de mocárabes (cuya decoración parece imitar las estalactitas de las cuevas).