martes, 10 de agosto de 2010

RUSIA EN LA BAJA EDAD MEDIA (I) La Horda de Oro y los principados rusos.


A sabiendas de que la Historia de Rusia no es demasiado conocida en España, y más si hablamos del periodo medieval, me gustaría describir, si acaso someramente, los acontecimientos que abarcan la segunda mitad del siglo XIV, que tuvieron vital importancia en la Historia de los pueblos fronterizos del Este, es decir de aquellos que vivían entre Europa y Asia, entre el cristianismo y el Islam o entre los vergeles de occidente y la estepa infinita.

Rusia tuvo dos momentos y ubicaciones geográficas. Primero destaca lo que se conoce como Rus de Kiev, surgido en el siglo IX, que expandirá su influencia desde el Dnieper y el mar Negro hasta el golfo de Finlandia, y que sucumbirá en el siglo XIII ante las invasiones mongolas.

Después aparece la segunda Rusia, al norte, formada por diferentes principados que con el tiempo irán adquiriendo mayor autonomía respecto a Kiev que nunca fue la misma tras la devastación que sufrió a manos de Gengis Khan y los suyos. Todos estos principados norteños tenían una serie de características afines, como eran una cultura, lengua y religión comunes, heredadas de la primera Rusia.

La situación de estos principados no era fácil, pues tenían que ingeniárselas para sobrevivir en un clima adverso, ya que los mongoles eran dueños y señores de esta región fronteriza entre Europa y Asia que luego conoceremos como Rusia. Así estas pequeñas entidades políticas normalmente estaban sujetas al pago de tributos a los diferentes Khanes, que aplicaban la política de divide y vencerás.

Antes de continuar, debemos decir que el gran imperio mongol de Gengis Khan se había dividido entre sus diferentes hijos a su muerte, y que la entidad política mongola a la que los rusos debían rendir cuentas era la llamada Horda de Oro, fundada por Batu Khan, hijo de Gengis, a mediados del siglo XIII en torno a Sarai, una fastuosa ciudad que mandó construir en curso bajo del Volga.

Con el paso del tiempo, los habitantes de la Horda de Oro, así como de otros estados herederos de los mongoles, al adquirir contacto con los pueblos túrquicos de las estepas, y con otras poblaciones locales, perdieron, de alguna manera su carácter étnico puro exclusivamente mongoloide, y empezaron a ser conocidos como Tártaros, una palabra que puede considerarse una especie de cajón desastre pero que, en general, designa a los pueblos de la estepa, independientemente del grado de organización política que posean.
Así pues, Rusos y Tártaros. Comienza ahora uno de los episodios más apasionantes de la Historia, que llevará, andando el tiempo a la conquista europea de Siberia, y a la creación del imperio más extenso y duradero de todos los tiempos, el ruso.

En este momento, mediados del siglo XIV, con la Horda de Oro en su apogeo, los principados rusos se limitaban, como va dicho, a pagar tributos para poder sobrevivir. Los Khanes normalmente exigían de estos príncipes que reconocieran su soberanía y que recaudaran los impuestos entre su propio pueblo. Para que esto se cumpliera, había guarniciones militares de la Horda en las principales ciudades rusas, bajo los baskaki o agentes administrativos tártaros.

Estos principados, además de guardarse de la Horda, debían hacer lo propio con sus enemigos polaco – lituanos, la potencia católica que amenazaba su flanco occidental.
Así los rusos de mediados del siglo XIV eran un conjunto de entidades políticas heterogéneas, entre las que destacaban las ciudadexs de Vladimir, Rostov o Iaroslav, así como Tver o Nizhnii Novgorod, sin embargo, en este momento, merced a la pericia y buen hacer de sus gobernantes, y a sus vínculos con la Iglesia Ortodoxa - aún con sede en la vieja Kiev - empieza a ganar preponderancia un principado, que pronto será incluso capaz de plantar cara a los todopoderosos tártaros, se trata de Moscú.

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