sábado, 17 de diciembre de 2011

LIBROS SOBRE MITOLOGÍA CELTA QUE ESTUDIAREMOS (1º ESO)





Cualquier persona de entre 10 y 15 años que quiera iniciarse en esto de la mitología celta, debe saber que hay un sin fin de libros muy interesantes.

Algunos de estos libros reproducen de alguna manera textos originales, es decir, aquellos que escribieron los monjes irlandeses y galeses recopilando las leyendas de sus antepasados. 
 Desgraciadamente la 
mayoría de las obras de este grupo son tan cultas que podrían resultar aburridas para estudiantes de la ESO, por ello es mejor que las estudiemos y hablemos de ellas en clase, y el profesor ya sabrá hacerlas entretenidas.

De todos modos, pronto publicaré una entrada que hablará sobre libros más adecuados para vuestra edad. Más “entretenidos” digamos, en donde las historias son amenas y en donde podréis encontrar mapas e interesantes dibujos.

Volvamos mientras al primer grupo, con aquellos libros que reproducen tratados originales escritos por monjes y otros eruditos. 

Un libro muy interesante, que narra las sucesivas invasiones que sufrió Irlanda desde los tiempos del Diluvio, es el Libro de las Invasiones (Lebor Gabála) , que narra, entre otras, las aventuras de los Tuatha de Danann (que hoy son las hadas y personajes del mundo subterráneo que viven en Irlanda) y su lucha contra el terrible y oscuro pueblo de los Fomorianos. Así mismo habla también de la llegada de la quinta invasión, la de los Milesios, valientes y orgullosos guerreros que llegaron a la isla procedentes de España. A pesar de que lo que cuenta este libro no fue real, el Libro de las Invasiones está considerado como una obra imprescindible si se quiere conocer el mundo legendario de los celtas.

El Ciclo del Ulster es otra de las grandes obras que no debemos olvidar. En ella se cuentan las aventuras del mejor guerrero irlandés de todos los tiempos, Cuchulainn, que vivirá bajo el reinado de Conchobar Mac Nessa, uno de los reyes del Ulster (la provincia situada más al norte de Irlanda). El conjunto de historias del Ciclo del Ulster recuerdan a veces a la Iliada y a la Odisea, aunque tiene elementos típicamente celtas como la aparición de bardos y druidas, o la práctica del robo de ganado, tan popular que se consideraba poco menos que un deporte. 

El Ciclo de Fenian es otro conjunto de textos imprescindibles. Narra la historia de Fionn Mac Cumhall y de sus increíbles hazañas. Fionn era el líder de un grupo de guerreros valerosos llamados fenianos (fianna, en irlandés antiguo). Los fenianos eran guerreros que no pertenecían a ningún clan o tribu, y que luchaban por su cuenta, según sus propias leyes. Eran mercenarios y bandidos, que en determinados momentos podían ser contratados por algunos reyes para luchar contra enemigos concretos. No todo el mundo podía ser un feniano, pues debían ser hombres capaces de hacer cosas increíbles, y de pasar pruebas muy difíciles. Algunas de las proezas de Fionn Mac Cumhall y sus fenianos inspiraron después muchas de las historias del rey Arturo y sus caballeros, como veremos.

La colección de relatos que forma el Mabinogion es otra obra fundamental. Fue escrito por monjes galeses ya en la Edad Media, y mezcla la tradición céltica pagana, con las nuevas tradiciones cristianas. Se divide en cuatro partes, que son las llamadas “Cuatro ramas”, que cuentan la historia de Pwyll, señor de Dyfed, en Gales, y sus relaciones con Irlanda y otras regiones. Estos relatos, a la vez que entretenidos, nos dan muchas pistas sobre cómo vivían las gentes de estos remotos lugares de las islas británicas, que ya en plena Edad Media, constituyeron, como sabemos, el último reducto de los celtas.

En cuanto al último de los héroes celtas, Arturo, hay innumerables obras, cuentos, poemas y relatos sobre su figura. Nosotros, que nos limitaremos en clase a introducir tan solo al personaje, estudiaremos por encima la obra, imprescindible, de Geoffrey de Monmouth, que en el siglo XII escribió un libro titulado Historia de los reyes de Britania, y que recopila antiguas leyendas artúricas y las mezcla con cosas que él mismo inventa. Así, tenemos a un verdadero héroe, a caballo entre el antiguo mundo celta precristiano y la Edad Media caballeresca. También estudiaremos a otros autores importantes que hablaron sobre este tema, y que son el francés Chrétien de Troyes y el inglés Sir Thomas Malory. Tanto nombre y tanto libro raro no debe, sin embargo, hacernos pensar que la historia de Arturo es aburrida, si no nadie hubiera escrito tanto sobre él, ni se hubieran dibujado tantos comics o hecho tantas películas ¿no creéis?

domingo, 11 de diciembre de 2011

MITOS Y LEYENDAS CELTAS (1º ESO)





A pesar de ser menos conocida que lo clásica, no debemos olvidar la importancia de la mitología celta. Sus historias de dioses y héroes legendarios no tienen nada que envidiar a los mitos grecolatinos, y en cierto modo están más elaborados que los mitos germánicos, a pesar de que éstos perduraron en el tiempo hasta bien entrada la Edad Media.

Es cierto que los mitos grecolatinos están hoy presentes en casi todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, desde el cine y el cómic, hasta la literatura o la pintura. Sin embargo esto no debe restar importancia a las leyendas celtas, que de alguna manera también están presentes en el siglo XXI. 

¿Quién no conoce las leyendas del rey Arturo o del mago Merlín? ¿Quién no ha oído o leído historias de elfos o duendes? Por no hablar de muchos de los cuentos de hadas que conocemos, o las historias de caballeros andantes en las cuales se inspiró Cervantes para escribir el Quijote, los cuentos de amores imposibles como la de Tristán e Isolda o las narraciones sobre búsquedas interminables como la del Santo Grial. 

Los celtas son un pueblo europeo que estuvo asentado en buena parte de lo que hoy es Europa occidental, así en su momento de máxima expansión ocupaba parte de los territorios de las actuales España y Portugal, norte de Italia, Suiza, sur de Alemania, Bélgica, Francia y también las islas británicas. El hecho de que este pueblo ocupara un territorio tan amplio no quiere decir que formaran un imperio, como sí hacían los romanos por aquel tiempo. Ellos sabían que formaban parte de una misma cultura, sin embargo estaban divididos en un sin fin de tribus y reinos, y las guerras entre ellos eran algo habitual. Quizá por ello, los celtas eran grandes guerreros, y dieron muchos quebraderos de cabeza a sus enemigos, que eran, como siempre suele ocurrir, sus vecinos, es decir, los germanos y los romanos. 

Había dos tipos de pueblos celtas, por así decirlo: 

El primer grupo lo formaban aquellos que vivían en el continente, a saber, los galos, los belgas o los celtíberos entre otros. Estos celtas continentales desaparecieron, digamos, al ser conquistados por los romanos, que después de su victoria construyeron acueductos, puentes y calzadas, así como ciudades, haciendo que estos territorios pasaran a formar parte del imperio romano. Por eso hoy en día en Francia (donde estaban los irreductibles galos) se habla francés, que viene de la lengua que hablaban los romanos, el latín. Lo mismo ocurrió en la península ibérica, por lo que hoy apenas sabemos nada de nuestros valientes celtíberos.

El segundo grupo estaba compuesto por los celtas que cruzaron el canal de la Mancha y pasaron a las islas británicas, que como sabemos hoy día comprenden dos países diferentes, Gran Bretaña e Irlanda. A esta región europea los romanos llegaron mucho más tarde, al ser islas y además lejanas, y cuando lo hicieron, no dejaron una huella tan profunda como en Francia o España, por lo que los celtas que allí vivían no se extinguieron. Además, Irlanda y Escocia, entre otras regiones, jamás formaron parte del imperio Romano, con lo que sus habitantes pudieron seguir con sus costumbres varios siglos más. Incluso una vez cristianizados, las antiguas leyendas paganas siguieron vivas de alguna manera. Es más, fueron los propios monjes celtas quienes durante la Edad Media recopilaron los mitos de sus antepasados, poniéndolos por escrito en libros maravillosamente decorados, gracias a los cuales hoy día conocemos muchas cosas sobre su mitología. 

Los monjes celtas creían que la voluntad de Dios podía cambiarse si ponías mucho empeño en algo y lo deseabas mucho. Ellos pensaban que si eras capaz de hacer algo realmente fuera de lo normal, podrías cambiar tu destino. De ahí que siempre estuvieran viajando por el mundo en busca de nuevas tierras que evangelizar o recopilando viejas leyendas con fervor incansable. En este sentido eran herederos de los grandes guerreros celtas, como Cuchulainn o Arturo, que con sus proezas lograron cambiar el mundo mágico en el que vivieron.